En una sala de Arte, se pueden ver garabatos desde donde saltan a galerías de prestigio, solo por ser originales.
La señorita que los expone, tiene las ojeras violadas y los pelos de punta. Se me marea la vista
Más tarde, aparece un chico fino y medio guapo con traje del Chicago antiguo, pero con pendientes, que no habla español. Intento irme, en una esquina unos recogen catálogos, otros hacen corrillo y comen canapés. Me encuentro con otros «artistas» que acaban de entrar, curiosean y ponen un rictus de desconcierto, peor que el mío.
Me acuerdo de las pintamonas que yo hacía en los pupitres del colegio infantil, cuando estaba mudando los dientes, y una señora de gafas y pelo despeinado dice: – lo sentimos, ¡se han vendido todos!
No ya los cuadros, sino que han salido hasta los bocetos en miniatura…
¡Que me aspen! Ha nacido facilmente, un nuevo genio de la pintura.