LA SANIDAD EN EL HIERRO, UNA MARAVILLA.

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                                     CRÓNICAS PRETÉRITAS

                                      Por Donacio Cejas Padrón

               LA SANIDAD EN EL HIERRO, UNA MARAVILLA

Quienes ya transitamos el último tramo vital de nuestra existencia,  en razón de nuestra avanzada edad, tenemos el privilegio de poder mirar hacia atrás y hacer recuento de lo vivido, y comparar la evolución de la sociedad herreña, canaria y nacional  a través  del tiempo que  nos ha tocado estar por aquí.

Hoy me referiré a la situación sanitaria actual en nuestra isla, y no puedo menos que llamarla “una maravilla”, un regalo de Dios, y también el fruto del esfuerzo de las personas que cada una en su tiempo de acción, según sus posibilidades,  desde su puesto en la administración de esta isla han venido luchando  incansablemente, para lograr  que ella fuera dotada de los medios económicos, materiales, y de instalaciones  hospitalarias, que dieran respuesta sanitaria a la sociedad herreña. Creo justo  un merecido reconocimiento a todas esas personas que lucharon por su isla, muchos de ellos ya Dios se los llevó, pero dejaron  una huella imborrable en nuestra historia insular. Sin pretender olvidarme de ninguno, recordaré de manera muy especial al querido médico D. Juan Ramón Padrón Pérez,  que toda su vida profesional se la dedicó a su isla, a su tierra, desatendiendo incluso consejos de sus profesores universitarios en Madrid los cuales querían que ejerciera en la capital de España, donde por sus calificaciones profesionales le auguraban un brillante porvenir académico y científico. Me contó un compañero suyo en Madrid, natural de Güímar el Dr. Javier Hernández, el gran disgusto del Dr. Jiménez Díaz cuando no pudo   convencer  a D. Juan Ramón para  que se quedara junto a  él, ejerciendo en un gran hospital de Madrid.

Sabemos la lucha de las autoridades herreñas de todos los tiempos para mejorar la sanidad en nuestra isla, a todos ellos, a los de antes y a los de ahora, mi gratitud más profunda, que quisiera  fuera  la de toda la sociedad herreña.

Bien es verdad que  mirar para atrás no suele ser muy frecuente, sobre todo cuando se sabe y recuerda las enormes carencias  en el aspecto sanitario que padecía nuestra isla, ¡cuántos enfermos murieron! Por las dificultades de traslado a Tenerife, recuerdo oírle decir a D. Matías Castañeda, por muchos años Presidente de El Cabildo de El Hierro,  gran impulsor y luchador para lograr que se construyera el aeropuerto, que en sus argumentos ante las autoridades de Madrid, esgrimía la triste realidad de que el tiempo de viaje  de El Hierro a Tenerife, en aquel entonces, rondaba las  veinte horas de barco, noticia ésta que sorprendió al Ministro del Aire, el cual ese mismo dia aceptó una invitación,  para visitar la isla en su siguiente viaje a Canarias,  promesa que cumplió, con la circunstancia añadida de que en ese viaje hubo una gran tormenta de mar, y lo pasó muy mal en la travesía, con lo cual  comprobó y  entendió la justa  petición de las autoridades herreñas,  para que se construyera el aeropuerto, las cuales le informaron que El Cabildo de El Hierro ya contaba con los terrenos  necesarios, para su  construcción, lo cual allanó y aceleró el   trámite para la culminación de la obra, que empezó  a ejecutarse prontamente y entro en  funcionamiento el 11 de diciembre de 1,972, marcando ya de ahí en adelante una nueva etapa de la  vida insular que se transformó positivamente, y que  también en el aspecto sanitario  tuvo sus grandes consecuencias.

Pero la isla seguía teniendo grandes carencias que era necesario corregir, también en el aspecto sanitario, con apenas  un hospital mínimamente dotado, sin centros de salud en los pueblos, sin médicos y personal sanitario, con una sola farmacia en la isla etc,  eran los últimos años del anterior sistema político, que ya no respondía a las exigencias de la sociedad, y al iniciarse  el nuevo régimen tuvo nuestra isla la suerte de contar con hombres como. Tomás Padrón, Juan Carmelo Padrón Morales, Cayo Armas y muchos más que se dieron por entero a  la tarea de  sacar adelante a su isla,  pidiendo y exigiendo a las nuevas autoridades regionales y nacionales  una atención  más justa para ella, fruto de esa labor impagable de estos hombres,  que lucharon en todas las instancias con valentía  y firme decisión, fué que la isla  tomó el nuevo y merecido camino del progreso y la evolución,  mejorando en todos los órdenes, y naturalmente también hubo una rápida transformación de la situación sanitaria en El Hierro, que en su evolución constante y progresiva ha sido dotada de una red de consultorios médicos, de un hospital adecuado a las necesidades insulares, con profesionales  de  las especialidades  requeridas,  pudiendo decir  que en la actualidad nuestra isla está perfectamente atendida de acuerdo a su nivel de población.

Además de tales dotaciones físicas, dispone la isla de unos profesionales sanitarios que además  de sus conocimientos académicos, se esmeran en prestar a quienes vivimos aquí todas las atenciones necesarias con gran vocación de servicio, y con una humanidad insuperable.

Por ello, esta humilde crónica, además de celebrar y alabar las buenas instalaciones con que nuestra isla cuenta ahora en el aspecto sanitario, pretende de igual manera, rendirle un tributo de gratitud y agradecimiento a todos  los profesionales  sanitarios y administrativos de la red sanitaria insular,  que cada dia se esfuerzan  por atender con dulzura y eficacia a toda la población herreña. Que Dios los proteja a todos. Este es el testimonio de un herreño agradecido, pero que quisiera hacerlo a nombre de todos los que vivimos aquí,  que diariamente acudimos a nuestros centros sanitarios  en busca de conservar la salud.

Apuntes para la historia.

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